sábado, 30 de julio de 2016

Y si hacemos un muñeco?

"Mama, es que ud es puro Anna!" "Ay mire a Gabrielita, qué terrible! Ahí va a decirle a la hermana que pueden arreglar todo y la otra tratando de pensar" "Y si hacemos un muñeco? Mama... qué seguía? Ay Dilciaaaaaa, ven vamos a jugar, ya no te puedo ver jamás hermana sal parece que no estás! -Ella se unía- Solíamos ser amigas y ya no más, no entiendo lo que pasó! Y si hacemos un muñeco? No tiene que ser un muñeco!" -se reía y decía awwwww-

Como todos los años, quise escribir un post en mi cumpleaños. Me tomó un poco más de tiempo porque pensé cada palabra, cada detalle. Vimos Frozen juntas la primera vez y lloramos abrazadas, nos reímos de las similitudes con Elsa y Anna,nos maravillamos conociendo a Olaf.

Hace unos días, una de mis hermanas (1 biológica, 4 por crianza) me dió la lección más grande que alguien pueda haberme dado jamás sobre el amor. Aprendí que el amor de verdad es estar, es asistir, es dejar ir a pesar del dolor insportable sólo por no ver sufrir a la otra persona. Aprendí que el amor de verdad es celebrar que alguien vaya al cielo y entre a la presencia de Dios antes que uno. 

Muchas veces fuimos a la Iglesia juntas y tuvo siempre esta forma particular de adorar a Dios que deleitaba a quien la veía. Como todas las hermanas, algunas veces peleamos; pero el amor nos ganó siempre. Aprendimos que no importaba lo que pasara, nos iba unir siempre. 

Me enseñó que amar a una persona es pensar "cómo le gustaría a ella que yo manejara esto?" y derrotar mi Anna interna para poder ser la persona que ella necesitaba en el momento en el que me necesitaba.

Hoy entiendo que la película no fue solo una diversión sino una gran lección y que, junto con Intensamente, nos enseñó mucho de nuestra relación y de nosotras mismas. Yo soy intensa y apasionada, ella correcta y dulce. Yo soy el huracán y ella esa calma que queda justo después... Esa paz, ese silencio, esa mesura. 

Con su ejemplo me enseñó siempre a reír, a decirle Roar a las circustancias más difíciles y al final de su vida en la tierra me enseñó que el amor transforma. Que apacigua los huracanes, que calma las intensidades y que convierte a Anna en una mujer comprensiva, atinada y respetuosa. En una mujer que pensó, en todo momento si a ella le gustaría el manejo de la situación y basado en eso tomó sus decisiones. 

Me enseñó a hoy pensar "Qué haría Chichi?", como le decíamos de cariño. No importa dónde esté, tampoco importa si la veo o no. Ella vive en mi corazón y yo en el de ella. El amor no pasa, no se desvanece: El amor no muere. Y en este cumpleaños, sé que ella hubiera querido -como siempre gustaba celebrar las fechas especiales- que nos reuniéramos a celebrar la vida, a celebrar un año más. 

Sé que en medio de las risas nos perdona las lágrimas que nos brotan de la humanidad que aún no comprende que perderla en la tierra es un regalo de Dios. Que hoy más que nunca debemos alabarle y agradecerle por recibir a la modosita de las princesas, a nuestra fuerte, atinada y valiente Dilcia. 

Gracias mi preciosa por enseñarme lo que el amor significa. Porque a través de vos entendí que el amor realmente no es egoísta, que el amor realmente es servicial... A celebrar la vida, a estar y valorar, a compartir dolores y alegrías, a hacerse cargo y a nunca abandonar. Es el mejor regalo que estos 28 me pudieron dejar!


1 Corintios 13

7. El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
8. El amor no pasará jamás. Las profecías acabarán, el don de lenguas terminará, la ciencia desaparecerá;
9. porque nuestra ciencia es imperfecta y nuestras profecías, limitadas.