sábado, 5 de noviembre de 2016

Del periodismo valiente y el pasaporte presidencial

Me levanté a las 5  de la mañana y me apresuré para cumplir con el calendario de las actividades propuestas para ese día. Al salir del hotel, el sol con costos se asomaba y un choque cultural me quitó el último vestigio de sueño: Una avenida llena, a ambos lados, de camiones del ejército el mismo día que México amanecía de fiesta por la celebración de su aniversario de Independencia. 

No pude comprender el contexto en ese momento, hasta que ví las noticias. No hay derecho a protestar en ningún lugar en contra del gobierno. Uno a uno, los periodistas disimulaban -o no- su descontento con Peña Nieto en lo que llamaban "una época oscura para México". Uno a uno se cubrían también de policías los lugares icónicos para resguardarlos, como quien protege unas escaleras de un infante. 

Mientras caminaba por las calles hermosas y limpias de la capital mexicana, no podía evitar sentirme cada minuto más incómoda por la opresión disfrazada de democracia, por un pueblo que coloca placas en el piso denunciando a su gobierno de haber matado a miembros de su familia sin explicación alguna, consecuencia de estar en el  lugar incorrecto en el momento incorrecto. 

El día anterior, para una actividad gubernamental en los Bosques de Chapultepec, un autobús del mismo ejército transportaba con altas medidas de seguridad a un grupo de personas. La curiosidad me llevó a acercarme un poco más para descubrir, con profundo dolor, que decía "Prensa". Al preguntar a un taxista la razón de este transporte, su respuesta fue aún más triste "Seño, aquí los que más matan es a los periodistas, Si no los calla el narco, los calla el gobierno". 

Volví a Costa Rica con un libro de investigación periodística de un caso de corrupción presidencial que captó mi interés, con la idea de escribir sobre la suerte que tenemos los ticos de vivir en el paraíso terrenal centroamericano y contarles por este medio todo lo que había visto. Con el amor profundo que desarrollé por el México turístico nació también un sentimiento de decepción ajena hacia un gobierno que cada día pone más lindo el país y más feo el panorama. 

Sin embargo,hace un par de días, una noticia me abrió los ojos. El colega Álvaro Sánchez se encuentra en protección de testigos por cubrir la noticia de la captura del cabecilla de una banda narcotraficante -Dinier Estrada- quien lo amenazó mientras lo subían a la patrulla. “Estarás muy contento (...). Cuidado se resbala, ande con cuidado” le gritó con la cara ya tapada y yo sólo pienso en la valentía de Sánchez y el pánico se apoderó de el cuando dejó de pensar como periodista y pensó como padre, hijo o esposo. 

Talvez el pequeño paraíso está dando los mismos signos que México. Allá, debajo del encanto azteca y el olor de la comida más deliciosa; se alberga una sociedad oprimida, asustada, secuestrada, desaparecida, asesinada. "No pues Seño, esos 43 ya están más que muertos. Los mataron antes de protestar, los subieron a un camión y ya" me comentó un taxista. Y es que incluso llamándolos " Los 43" han logrado deshumanizar a cada estudiante universitario que quería protestar y a quienes su Presidente ha llamado incluso a superar.

Aquí, debajo del Gallo Pinto y el Pura Vida tenemos cada día signos más preocupantes de una convivencia cómoda con el narcotráfico, una convivencia que incluso llega a matar a niños por estar en el lugar que las pandillas escogieron para pelear. La pobreza crece y el gobierno nos dice que es mentira, lo que era seguro se vuelve inseguro y lo que era inseguro se vuelve intransitable.

En ambos países, nos recetan cada día programas de alto contenido humorístico y nos venden una farándula que se vuelve la casa de Barbies con la que ponen a jugar al pueblo mientras los padres de la patria negocian. Mi papá, con fuerte preocupación, me dijo uno de los halagos más grandes durante nuestra estancia en el encantador México: "Mami, es que es a los jóvenes como usted a los que terminan matando. A esos que preguntan todo, que lo cuestionan todo y no se rinden".

Si es así, muero con gusto preguntando qué está haciendo el gobierno con respecto a estas bandas de narcotráfico. Muero por denunciar delincuentes, muero por decirle sus verdades a un "viejillo verde" y a cualquiera que le niegue el campo a un adulto mayor en un bus. Me moriré haciendo preguntas, como todos los colegas mexicanos, porque se lo debemos a nuestro país y al juramento de nuestra graduación. Todos nos graduamos sabiendo que podríamos ser el próximo Veronica Guerin.

Cuando los buenos periodistas se ven amenazados por los sectores corruptos del país, es cuando sabemos quién está a cargo. Las muchas policías no han podido contener carteles en tierras aztecas y capturar al líder de una banda no hizo ninguna diferencia en el nuestro; es triste ver como lo que tanto hemos temido se forjaba en nuestras narices mientras todos veíamos Bailando por un sueño.

Y es aquí adonde aterriza mi comentario: Colegas, ¿dónde están los otros periodistas valientes? Si solo le preguntamos al Presidente a cuántos viajes va ir, qué se va poner y si se van a comer a Daniela este año en la cena; se nos pasan los temas importantes. Yo que estoy afuera de los medios, anhelo poder hacer esas preguntas y reitero mi posición de defender y exponer siempre la verdad. ¿Qué están haciendo ustedes, estimados colegas? ¿Por qué cada día sabemos menos de planes y más de sucesos? 

¿Será que es más fácil cubrir un muerto que exponer a un vivo? ¿Qué estamos esperando? ¿Por qué estamos tan cómodos porque nos paguen por hacer notas basadas en lo que está trending en redes sociales? ¿Cuándo pasó que el periodista mejor pagado sea el de Espectáculos, porque es el más importante? Poco a poco y con mucha preocupación, he visto decaer la profesión, en todos los ámbitos. 

Pero hoy que nos llama la alerta, que nos matan a Jairo Mora y no hablamos de él en las noticias, que nos matan a los niños que juegan en playas y no estamos cubriendo el día a día de los culpables, hoy que el país nos necesita... ¿por qué nos sigue preocupando solo el pasaporte presidencial?