domingo, 2 de agosto de 2015

Oda al papá de Malala

No, no leyeron mal. No sólo quiero hablar de la valiente niña pakistaní porque, si bien es cierto, es una mujer emocional e intelectualmente privilegiada con mucha inteligencia; quiero resaltar en este apartado al verdadero héroe de la historia: Ziauddin Yousafzai. 

Su cultura, su ambiente y sus costumbres hacían de Malala una niña con destino marcado a servirle a los demás. Quizá la línea de su libro que más me conmovió es donde cuenta con tristeza como iba al mercado con su mamá y ella, una mujer tradicionalmente pashtún que además posee una inteligencia exaltada en varias ocasiones por su hija, no podía leer los precios de los artículos que deseaba comprar. 

Pensemos por un segundo quién sería Malala sin ese hombre que fundó escuelas para niñas, que escribió poemas defendiendo los derechos femeninos, que escribió después de 300 años el nombre de una mujer en su árbol genealógico e hizo una fiesta a pesar de haber tenido "sólo una niña" (en su cultura, sólo se inscriben los nombres de los hombres y sólo se celebran nacimientos masculinos).

Malala es el resultado de un hombre que creía en las mujeres. Ella hablaba frente a naciones enteras, frente a cadenas de televisión, arriesgaba su vida escribiendo un diario "prohibido" para la BBC porque su papá estaba ahí para protegerla, detrás de ella y siempre estuvo de acuerdo con sus decisiones. Tenía a todo el mundo en contra pero a él lo tenía a favor y, para una niña, puede ser esa la única opinión que cuente. 

Ziauddin y Malala eran cómplices de vida, juntos enfrentaban a una madre conservadora para que la niña pudiera ser libre, pudiera elegir, pudiera ser valiente. Es el coraje de su padre la columna vertebral de los pensamientos igualitarios de su hija y es quien le brinda a Malala las armas para los pensamientos diferentes. Es el súper héroe que la introduce al mundo de los libros y de la educación porque él comprende que para salvar a una mujer de un destino machista e impuesto es necesario educarla y que ella se forme un criterio a través de esa educación. 

El inmensurable poder de un padre en la vida de una hija puede salvarla de un destino "tradicional". No se trata sólo de que nos enseñen a andar en bicicleta, a patear una bola, a "darnos a valer" y a ver fútbol. Se trata de que nos enseñen que no hay nada que nos pueda parar, que los límites de género no existen y que la feminidad no tiene porqué verse comprometida por el simple hecho de decidir ser jugadora de fútbol profesional, ingeniera civil o vocera internacional por la educación.  

Me he preguntado si Ziauddin Yousafzai era un hombre "feminista" y llego a la conclusión de que no, no es feminismo. El creía en los derechos humanos, creía en la educación, creía en los libros y creía en la capacidad de cualquier persona de construirse un mejor futuro, fuera este hombre o mujer. Creía que todos los humanos teníamos el mismo valor y veía -dolorosamente en su propia esposa- como en su cultura las mujeres estaban hechas para servirle a un tercero. No lo es porque la misma Malala habla de cómo ella tuvo que intervenir para que en su hogar se dejaran atrás los roles tradicionales. 

Sin embargo, esto es una oda a ese gran papá, a ese gran hombre que hace de Malala una niña invencible. Mi deseo y lo que espero sea algún día mi lucha es que todas las niñas tengamos en la vida una persona como Ziauddin, que crea en el poder de la educación para salvar vidas. Yo tuve a mi mamá y en muchas decisiones importantes a mi papá, tíos y tías, sé de amigas que tuvieron profesores, tías, abuelas. Si tienen niños cerca, sean esa persona. Busquen siempre momentos propicios para sembrar igualdad, resiliencia, educación, amor. 

A todos mis amigos con hijas, los invito a leer este libro desde la visión de qué hacía Ziauddin por su hija y así entender lo que todas las mujeres necesitamos al crecer. ¡Nunca dejen de creer en el poder de un niño educado! Y si, de paso, alguno sabe cómo puedo ayudar a la educación de niñas en Costa Rica -especialmente con tiempo- no duden en avisarme. ¡Gracias Ziauddin por ser la fuerza de una de las niñas más valientes del mundo!