miércoles, 4 de junio de 2014

Todas deberíamos tener un amigo

Mi afinidad con ellos empezó con la pelota de primos con la que me crié. "Alvarito" (primo por familia, hermano por elección) y yo siempre tuvimos una conexión diferente. Entre fútbol, risas, secretos, tambores, NBA, videojuegos y molestadas, él se convirtió en mi primer y mejor amigo.

Cuando atacó la adolescencia, me encontré alejándome por un rato de los dramas novieros de mis amigas y refugiándome en el gimnasio del cole, sentada indio, hablando con Geovanny y los demás chiquillos, muerta de la risa, hablando de Bimbo Cards, Gokú, mundiales, jugadores de fútbol... Y aconsejándolos con sus novias, haciéndoles "puntos" con la chiquilla que les gustaba y dándoles tips. 

Antes les hablé de la amistad con mujeres pero hoy quiero rendirle tributo a uno de mis pilares de vida. La amistad con hombres es de los mejores regalos que la vida me ha hecho. Siempre dije que los prefería de las mujeres hasta que entendí que simplemente son cuerdas diferentes de una misma guitarra y juntos, forman una capita externa cuando el corazón se siente enfermo.

Con ellos he aprendido de simpleza, aprendí a relajarme, aprendí que llorar es un súper poder que las mujeres tenemos por encima de ellos y que nos ahorra años de rencores, que nos libera mucho antes de peso. Aprendí que sólo lloran por una mujer que aman. Aprendí que saben ver cuando una mujer llora por desesperación de ganar al tiempo que me explicaban los diferentes métodos para un tiro de esquina. Aprendí cómo es un saque de banda, cómo habla un mae de una mujer que le gusta y cómo habla de una de la cual sólo quiere un par de gemidos. Y es cierto, los hombres son más chismosos que una mujer, pero no "comentan" el chisme. Antes de aprender esto, es bastante frustrante chismear con ellos. 

Aprendí que el sexo no es lo más valioso que tiene una mujer sino su alma, que eso es lo que los deja prendidos de una persona... pero lo primero es lo que los embarca. Que son mucho más frágiles que las mujeres, que se emborrachan cuando quieren llorar, que lloran cuando quieren pedir perdón y que piden perdón de corazón o para decir un te extraño. 

Aprendí que es posible pasar una tarde entera viendo fútbol, aprendí lo que es seguridad, conocí la verdadera lealtad. Si hay algo real en el mundo es una verdadera amistad entre hombres. Y una amistad de ellos con uno. 

Aprendí que no por ser amiga de ellos se pierde la condición de mujer, al contrario, no hay nadie que sepa reconfortar mejor que un mejor amigo, que está bien ser chineadísima (y que ellos van a contribuir con eso) y que se puede conservar toda la femeneidad aún viendo deportes y compartiendo con ellos. Me enseñaron que ser apasionada por fútbol, por el baile, por cualquier cosa lejos de ser una desventaja es una virtud. 

Aprendí a cantar las canciones de la Ultra en el Estadio, a reclamarle a un árbitro y todas las expresiones machistas de las que siempre me quejo. Aprendí a ver fútbol americano, a apoyar a los Cowboys, a odiar a los Packers, la pasión por el Fútbol Salón (hoy Futsal),a detestar a las mujeres manipuladoras y sobre todo a ser directa. Entendí que no es necesario ser hipócrita con alguien que no nos cae bien. 

Aprendí a bailar, a leer entre líneas. Aprendí que una tarde/mañana/noche riéndose durante todo el tiempo es perfectamente normal. Me enseñaron que un corazón roto dura lo que uno quiera y que el tiempo prudencial para bromear al respecto es a 5 minutos de la llamada de "terminamos". Todas las mujeres deberíamos tener un mejor amigo. Yo tengo varios y cada uno le aporta cosas diferentes a mi vida.

De ellos se aprende que el amor entre una mujer y un hombre si existe, que ese amor no siempre es romántico. Yo confieso que he estado enamorada de amistades con hombres y que hay algunos que he llorado más que a un ex-novio. Que si uno los deja de llamar se resienten más que una amiga. Se aprende lo que es un reclamo porque, en eso chiquillos, son peores que nosotras. 

Gracias a tanta afinidad con todos estos hombres de la vida es que mi papá es uno de mis mejores amigos. Gracias a eso nos sentamos a tomarnos un café/whisky hablando de fútbol, de amor, de trabajo, de vida. Se los recomiendo muchachas, se aprende en paleta!

Qué significa un amigo? Un guía, un ángel, un abogado del diablo en contra de esa vieja loca interna, un ubicador innato, un apoyo, un incondicional, un traductor de las peores y mejores excusas con las que nos terminan y de porqué en algún momento alguien deja de llamar, un maestro del divino arte de dicharachear y decir malas palabras.

Una compañía para ver deportes, un motivo por el que uno aprende de otros deportes -si tienen la suerte de tener en sus filas un triatlonista-, un compa, una conversación de sentimientos sin drama, un generador de buenos momentos, un guardaespaldas o un novio ficticio para alejar un tipejo necio en un bar, un intérprete de intenciones verdaderas de los de su género y hasta a veces un levantador de autoestima en el momento correcto. 

Si, a veces la amistad se puede confundir con algo más. Pero es como cuando un río se sale del cauce, siempre vuelve, siempre se alínea. Si no lo hace, muchachas, se toparon con el lagarto experto en hacerse pasar por el mejor amigo. Experiencia dolorosa y sumamente necesaria. Pero bueno, ellos también pasan por la terrible experiencia de las mujeres que se hacen pasar por amigas para aprovecharse así que estamos empatados.

Gracias a la vida por tantos hombres que me he topado, por tantos momentos de risas, de lágrimas, por cuidarles las borracheras y por elegir dejarlos sólos cuando no me dió la gana, por cada café, por cada tarde de birras, por cada comida, por cada abrazo que sabe a hermandad. Por perderlos, por recuperarlos, por descubrir nuevos! Salud por ustedes, maes! Aprovecho para saludar a los míos, a mis maes: Gracias, LOS AMO!